sábado, agosto 8

Es cierto que pienso en vos. No sólo eso sino que días como este, un poco cálidos a causa de la humedad, me generan el mismo efecto que me produciría volver a oler tu perfume o volver a caminar de tu mano por un instante. Es tu presencia, lo único que el tiempo ha podido hacer contigo es congelarte en mi recuerdo: no siento ya aquella desesperación de los primeros días, no siento ya casi diría que no siento ya nada, no hay retorcijones ni lágrimas. Tu presencia.

Y si me atrevo a reconstruir tu risa o tus ojos, entonces recorre mi cuello un dolorcito leve, pero tan tenue que es posible ignorarlo, y continuar con el curso de la vida. Así, eso mismo, nadie mueva un pelo nadie cambie nada de lugar.

Nadie huya, por favor.