miércoles, septiembre 23

Qué haré después
cuando los años ya
no estén
cuando ya no exista
la posibilidad
o el tiempo
se desvanezca
y no se pueda
seguir fingiendo.

jueves, septiembre 17

Y si me muriera ahora
envuelta en fuego
sufriendo hasta
el final
como mueren niños
como han muerto viejos
y el mundo siguiera
estático
ausente
sin recuerdos.
Seguirás dándote vuelta
para no mirarme
seguirás diciendo basta
adiós
y yo seguiré insistiendo
no para que me ignores
sino
para que sepas
que nunca pude
comprenderlo.

jueves, septiembre 3

Se sorprendió al despertar. Sintió su privacidad derrumbada. ¿Qué hacía en sus sueños? Otra vez. Se conocían tan poco. Sin embargo ahí estaba él, entre sus cortinas y sus sábanas, entre sus ojos todavía cerrados y sus músculos aún dormidos, apareciendo en el comienzo de su día, tan palpable su imagen que se acurrucó un rato más, intentando reconocerse. Había perdido la cuenta ya de las veces que aquel extraño aparecía en sus sueños. Esta vez se reía de manera incontrolable contra la puerta de salida de un auto en el que estaban los dos, con más gente. Lo miraba y le decía algo acerca de que lo que él producía en ella era muy ambiguo, que no sabía definirlo. Él continuaba su risa y le decía de pronto muy serio que era mutuo, que no se preocupara. Se miraban ambos. Hubiera querido mantenerse así por mucho tiempo. Qué sorpresa abrir los ojos y asimilar la distancia. Caer en la cuenta de golpe. Acurrucarse. Seguir durmiendo.