Percibo la negrura
de la noche
en un llanto
que guardé durante el día
puedo ver cómo es más negro
el espejo las paredes
todo es bastante
más oscuro
como en algunos sueños
como si alguien
contara un cuento
y decidiera
callarse de pronto
y entonces
qué hacer
cómo salir
cómo soportar
la espera.
domingo, noviembre 7
sábado, agosto 14
sábado, agosto 7
Testigos
¿Y quién afirma mi nombre?
¿Y quién conversa en mis sueños?
¿Y quién espera
en un rincón
de esta casa
y percibe mi sombra,
y deduce mis pasos,
y camina en silencio
y llora conmigo y recuerda
mis horas?
¿Quién regresa
cada vez que amanece?
¿Y quién habita el lugar
de mis noches?
¿Y quién conversa en mis sueños?
¿Y quién espera
en un rincón
de esta casa
y percibe mi sombra,
y deduce mis pasos,
y camina en silencio
y llora conmigo y recuerda
mis horas?
¿Quién regresa
cada vez que amanece?
¿Y quién habita el lugar
de mis noches?
Infancia
Quiero regresar
lo intento
pero siempre
me sorprenden
las mismas calles
sin nombre
y el mismo cielo
amarillo
que me observa volver
resignadamente
una vez y otra
y otras tantas.
lo intento
pero siempre
me sorprenden
las mismas calles
sin nombre
y el mismo cielo
amarillo
que me observa volver
resignadamente
una vez y otra
y otras tantas.
lunes, agosto 2
Entonces pienso en mi ciudad, en estos árboles y estas rejas y estos bares que todos los días me ven ir y venir, que tantas veces han sido parte de mi tristeza, abandonando su forma original, dejando de ser calles y ventanas para colarse en mi imaginación distraída y dejar que esta los transforme y los recorte, y entonces yo me permito elegir con qué calle o con qué color o con qué cielo quedarme.
domingo, julio 25
tiempo
Volverás siendo otra cosa
algo que no se ve
ni se toca
que precisa respirar
de otro aire
y vivir en otros tiempos
y no ser de esta parte
ni ser nada
no estar antes ni después
ni más cerca ni más lejos
volverás
y se abrirá en tu pecho
profunda
la sola herida.
algo que no se ve
ni se toca
que precisa respirar
de otro aire
y vivir en otros tiempos
y no ser de esta parte
ni ser nada
no estar antes ni después
ni más cerca ni más lejos
volverás
y se abrirá en tu pecho
profunda
la sola herida.
jueves, mayo 27
lunes, abril 12
Fijate. No, pero fijate ahí. Donde empieza la parte azul y deja de ser celeste. ¿Ves? ¿Ves como un circulito pequeño y blancuzco? A veces lo miro largo rato, sin saber exactamente en qué estoy pensando. Hoy me recordó un poco a la abuela. La abuela sí, con sus pañuelos arrugaditos alrededor del cuello. Su piel estaba tan, pero tan vulnerable que aquella vez el raspón demoró en curarse cerca de dos semanas. No es nada, me decía, y me mostraba sin darse cuenta aquella lastimadura rodeada de sangre. La abuela de ojos negros, qué cosa, y yo me la vengo a encontrar así, mirándome en este espejo. Abuela. Acá estabas.
lunes, abril 5
domingo, marzo 21
Un paisaje
Un paisaje olvidado, disminuído por el tráfico y la pobre efervescencia de los peatones, que un poco ajenos a su entorno caminan llevando consigo el peso de la costumbre y la rutina. El color de la ausencia. Un paisaje de líneas amarillas continuándose entre baldosas y avenidas, entre semáforos y puertas, entre concurridas plazas y viejos carteles y extrañas corbatas y modestos cordones.
El sol está como presenciándolo todo pero sin participar de la escenografía, sirviendo tan sólo como un buen contraste para tanto cartón y tanta lata vacía.
Las horas parecen no pasar. Van quedando. Se van apretando en cada corazón y en cada rostro. No están de paso, dejan su marca visible donde sea. En el asiento de un ómnibus, en la puerta de un baño, en la cara de un niño, de un viejo, en las hojas de un árbol, en las manos de un hombre.
Cúmulo de tiempo desparramado. Ciudad.
El sol está como presenciándolo todo pero sin participar de la escenografía, sirviendo tan sólo como un buen contraste para tanto cartón y tanta lata vacía.
Las horas parecen no pasar. Van quedando. Se van apretando en cada corazón y en cada rostro. No están de paso, dejan su marca visible donde sea. En el asiento de un ómnibus, en la puerta de un baño, en la cara de un niño, de un viejo, en las hojas de un árbol, en las manos de un hombre.
Cúmulo de tiempo desparramado. Ciudad.
Desde cero.
La situación es esta: no volveremos a estar juntos. Vos no, yo no. Vos en tu vida, en tu casa, en tus años, en tu historia. Yo en la mía. Si quitáramos motivos, argumentos, fechas o causas, sólo quedaría la distancia, separándonos en un mapa inadecuado pero cuyos límites estarían muy bien definidos. Hasta podría tomarse una regla y medir. Pero lo otro, lo que explica, ya ha ocurrido y no puede quitarse. Tampoco medirse para después restarse.
Qué pena, porque el cero es un hermosísimo número.
Qué pena, porque el cero es un hermosísimo número.
domingo, marzo 14
jueves, marzo 11
Suscribirse a:
Entradas (Atom)