un beso, un dolor, un cuento,
que lo dejaras en un rincón del living
que lo cuidaras
que lo encontraras dócil como flor.
Que las mañanas y las tardes fueran tantas
que un día, al prestarle atención
con la mirada aturdida de los años blancos
no pudieras ya, descifrar su procedencia.
Que ni al tocarle volvieran
mi nombre o mi voz a tu recuerdo
que se te agrietara mucho la frente
en el esfuerzo por recordar
y en el honesto tiempo de la desmemoria
fueses mío, sin saberlo.