miércoles, octubre 20

A salvo

Hermana
se abren temporalmente
entre nosotras
historias que nos unen
como ventanas.

Creo que tenemos algo que ver
vos por ejemplo
venís a saludarme 
y yo
te devuelvo el saludo como puedo:
a veces con las manos
a veces con preguntas.

Así pasamos un rato 
nos entendemos y no
pero la historia en común
la conocemos.
Habla por las dos
cuando callamos.

Entonces no es necesario
ser otra cosa.
Solo hermanas que juegan.

Otras veces, es lo mismo pero al revés,
yo te saludo y vos
abrís la sonrisa de siempre y ahí
recomenzamos.

Después las ventanas se entrecierran 
igual que las historias.
Queda un viento que es casi tormenta
que colma nuestro encuentro de cerca.

Como si fuéramos pequeñas
y un solo abrigo alcanzara
para sabernos a salvo.


miércoles, octubre 13

Un principio

Una tarde me quedé dormida
en el patio del fondo de la casa de Colón.

Desde el taller de mi padre
se escuchaba el movimiento del pincel en su mano.

El barrio, afuera, dormía la siesta.

Mis pies descalzos llenos de tierra
se mecían leves y enteros.

La luz pesada del atardecer
me llovía por la espalda.

Este sería un principio posible
de las cosas.
De mis cosas
o quizás un final.