miércoles, octubre 13

Un principio

Una tarde me quedé dormida
en el patio del fondo de la casa de Colón.

Desde el taller de mi padre
se escuchaba el movimiento del pincel en su mano.

El barrio, afuera, dormía la siesta.

Mis pies descalzos llenos de tierra
se mecían leves y enteros.

La luz pesada del atardecer
me llovía por la espalda.

Este sería un principio posible
de las cosas.
De mis cosas
o quizás un final.





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