sábado, noviembre 2

Se volvieron azules las hojas de los libros dulces
inspirados en un atardecer que adolesce por
la violencia de su propio color
y sin querer, se expande
avergonzado

Se volvieron verdes las hojas de los libros tristes
(yo no sé por qué no viniste a verme
ni con qué tenía que ver toda esa historia).

Alguien me dijo que en la oscuridad el tiempo
escribe sus propios versos y le creí
después, dormí cansada
en un letargo de oscuridad y fantasía
donde el tiempo venía a escribir y regresaba.

El tiempo ha escrito sin permiso lo siguiente:
se volvió amarillo el sexo y también vos
en un octubre claro y luminoso. 
Y los días han comenzado desde entonces
a escribirse.









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