las hojas
de los libros dulces
que sin embargo sufre
por la intensidad de su color
y sin proponérselo
se hace grande
enorme
revienta en los ojos del que mira.
Se volvieron verdes
las hojas
de los libros breves
por qué no viniste a verme
ni con qué tenía que ver
aquella historia).
Se volvió violeta la luz
que habitó mi casa
en aquellos años
de tibieza triste y continua
de amor impaciente.